Thursday, August 18, 2005

Las Apariencias siempre engañan...


Anoche tuve un encuentro interesante. Iba a postear esto apenas llegar a la casa, pero gracias a CANTV.NET, no fué posible. La cosa es que vivo en una ciudad alienada, cosmopolita y por lo tanto, llena de contradicciones. En menos de 10 minutos puedes pasar de la opulencia y la grandeza de un país petrolero, a la miseria humana en las calles, a la supervivencia del más fuerte, a la ironía de ser aún una potencia en circunstancial atraso.
No hace mucho regresaba tarde a casa (como siempre!) de un evento, en el cual nos habían provisto de un refrigerio (mismo que, como siempre, estaba repleto de todo aquello que ya no puedo comer), y caminabamos con él a casa cuando se nos acercó un chiquillo que no tendría más de 11 años, a pedirnos "Lo que fuese". Inmediatamente y sin dudar le extendí la bolsa donde estaba el refrigerio: Un sandwich, una manzana, una galleta, un jugo, unos caramelos. Ver su rostro iluminado en ese momento fué un regalo incalculable. ¡Quién sabe haría cuántas noches y sus días que este niño no comería, o, de hacerlo, no recibía algún gesto amigable o cariñoso que le demostrara que la vida aún conserva algo para él?

Cerca estaba otro personaje: Un indigente, al menos de apariencia, que sabemos que vive en un recoveco de una cuadra cercana, provisto con curiosidad e ingenio de las mas diversas herramientas de supervivencia: Un colchón para dormir, o para instalarse en un espacio cercano un Domingo en la mañana cómodamente a leer el periódico con avidez intelectual -Lo hemos visto!- , una cuerda que cuelga entre las paredes de su recoveco, una sábana que usa a modo de cortina sobre la cuerda, unas cajas con "Mercancía", cachivaches de toda índole que coloca en su "mostrador" improvisado sobre la acera, una antena de DirecTV a la que dobló el mástil y que hemos visto usar a manera de "Wok" sobre un improvisado fogón de leña, en la que cocina para él y para otros habitantes de la calle, alguna que otra noche... El niño se acercó a este hombre, aún con la sonrisa en la cara, mostrandole risueño "¿Viste lo que me regalaron?"

Este hombre estaba también anoche, así como el niño. El hombre se nos acercó, cordial, a saludarnos. Me mostró dos "Mouses" de PC, viejos, y me los ofreció. "A lo mejor pueden serle utiles, lléveselos", sin ánimo de cobrar por ellos. Me negué a aceptarlos, alegando que no tenía donde usarlos -lo cual es cierto, eran de PC, puerto DB9, jejeje!- a lo que me respondió "El día que la mierda sea oro, el Pobre nacerá sin culo!". Ante nuestra risa espontánea, se acercó y nos dijo "Cuando al gran flilósofo Sócrates lo fueron a envenenar, Seves, su mejor discípulo, se acercó para pedirle que no hablara, advirtiéndole de los efectos de la cicuta. A lo que Sócrates respondió "Si por decir la verdad me matan, entonces que me den doble ración""... Yo recordé ese pasaje histórico, admirado, y seguí escuchándolo "Yo soy el único con ´placa´en la UCV... me censuraron de toda universidad del país cuando participé en una protesta ante un crimen, por la desaparición de un compañero..." y siguió relatando el caso. Era un caso por mí conocido, y me erizé de pensar que este hombre, a un escaso año de convertirse en médico, sufrió un cambio tan severo que lo llevó a donde está ahora. Y aún así, su honestidad, esa verdad manifiesta que dice sin palabras que no espera más de la vida que entregarse al abandono, me embarga y me infunde más respeto que culquier mentira que pueda escuchar de mi jefe, o de cualquier personaje de autoridad. Su verdad, es absoluta. Y si por ella debe morir, sé que morirá orgulloso de esa doble ración, como Sócrates...

Al despedirme pronto de él, ví nuevamente al niño. Lo invité a comer, y no pude dejar de notar en sus ojos la incertidumbre de quien no sospecha que aún puede haber un nuevo día. Curiosamente, este busto de Sócrates, se me parece tanto a ese hombre...